En los tachos de basura ubicados en la esuqina de Figueroa Acorta y Alberdi se podia dinstinguir un papel doblado. Daba muestras de haber sido machucado decenas de veces para luego haber sido doblado con cuidado en 2 partes. El dato del porqué el cuidado tardio de ese documento seria desestimado. Lo importante no era la envoltura sino el contenido de ese pedazo de hoja A4 escrito y boseteado obsesivamente una y otra vez sobre si misma.
En la madrugada el cordon amarillo fluorescente de la policia relucia aun mas, y las nieblas de mediados de abril daban una atmosfera londinense a esta capital de provincia. Cual Sherlock Holmes tercermundista la figura del detective Giampetri se deslucia preocupada y pensante. Su vestimenta desfachatada no ayudaba a la imagen de seriedad que generalmente el protagonista de los escritos de Arthur Conan Doyle representaban. Camisa semifuera del pantalon, corbata a lunares desanudada casi, y un saco arrugado que daba la extrañeza de haber sido maltratado adrede. Solfato y la puta que lo pario; pensaba muy a sus dentros el detective. Su cara parecia desenfocada de la situacion. No estaba pensando en el caso, ni siquiera en realizar una investigacion profunda. Solo queria retornar al casamiento que su hija mayor habia concretado hacia 4 horas atras. "Y justo estaba en lo mejor de la fiesta" continuaba repitiendo en sus pensamientos.
En ese momento el subdetective Washington Solfato llega al lugar semidormido y con un cafe entre sus manos. Se disculpa ante Gampetri y este le recibe con un insulto en su mirada.
¿Cual es la situacion? pregunta Solfato. La situacion es que me perdi el pastel, el champagne y el show arabe; responde quejosamente el detective.