Los que tuvieron el privilegio de verme bailar maravillosamente en “jamaica”, se sorprenderán al conocer mi triste relación con la danza. Soy Tommy Lee Mon, baterista de “los chavales”, conocido en Córdoba como “el mono”, y esta es mi historia:
Mi trauma con el baile se remonta a la niñez cuando mi madre me llevo al show de carozo y narizota. En un momento del espectáculo, se realizo un concurso de baile y prometieron premios. Mi madre me mando a concursar, al escenario. Como casi todos los niños, yo era vestido de manera horrenda. Ese día tenía un pantalón de vestir (seguro) y alguna camisa. Lo peor que arriba de eso tenia puesto un poncho y calzaba unas botitas. Eso sumado a mi corte de pelo tipo Carlitos Bala, hacían de mi algo digno para Tinelli. Llegado el momento del baile, ponen la música y todos empiezan a bailar. Todos menos yo que no sabia como moverme y solo atinaba a dar pequeños saltos en el lugar, con menos gracia que los chistes del Beto Casela. Cuenta mi madre que todo el teatro se mataba de risa al verme bailar, y ella también reía hasta las lágrimas. Obviamente, gane un premio consuelo. Después de eso nunca fui el mismo. Solo se hacer dos pasos. Uno de ellos es el de cumbia, que lo uso para todos los estilos, el otro es el de Jhonny Tolengo.
Años mas tarde….
Estudiaba yo historia en la plata, cuando conocí a una chica muy bonita en una clase de teatro. Con el tiempo empezamos a salir y, obviamente, se enamoro de mí. En el trabajoso proceso de cortejo, tuve la idea de invitarla a un boliche donde pasaban rock. UNa vez allí, caretie la entrada y nos dejaron pasar. Era un lindo boliche rockero, lleno de rolingas y tocaba una banda esa noche. La chica se pago algo de tomar y empezamos a hablar de esas estupideces que hablan los que no saben de que hablar. En un momento determinado, veo que sus pies se mueven con insistencia al compás de la musica. "esta es la mía"- me dije y la invite a bailar. "vamos" dijo ella y fuimos a la pista. Habré dado, como máximo, 4 pasos de baile antes que ella me mirara y me dijese: "No importa, no bailemos". Volvimos a la barra pero por lo menos ligue unos besos. Noviamos un tiempo y luego la deje, porque se fue con otro. Y bueno, ella se lo perdió. Ahora es arquitecta y esta casada con el dueño de una concesionaria de autos importados. Vive en Miami y es feliz.
BUENO, menos lo ultimo, todo fue verdad. Ahora estoy del otro lado del mostrador y es un placer tocar esos temas que bailar toda tu vida.
Si alguna vez ven a un apuesto muchacho con un ataque de epilepsia en una pista de baile, ese seguro seré yo tratando de bailar.
Desde ya, muchas gracias.
TOMMY LEE MON, “EL MONO”